lunes, 5 de diciembre de 2016

Complejo de inferioridad

Sí. Después de dos años, he retomado el blog. Llevo un año un poco malo, durante el cual me he desahogado bastante por escrito, pero no era lo mismo que conectar con personas que te entienden.
Hoy mismo me he acordado de la existencia de este blog y de lo abandonadísimo que lo tenía, y por eso, tras varios intentos de acordarme de la contraseña, por fin estoy aquí.

Hoy necesito hablar del complejo de inferioridad. No sé si alguna vez lo habréis sentido.
Cuando te pasas toda la vida de gente que triunfa, te alegras por ellos. Sin embargo, cuando el esto del mundo triunfa y tu pareces quedarte estancado, no puedes evitar sentir cierta envidia.
Esa envidia y demás sentimientos negativos se van acrecentando cuando, a pesar de dar todo de ti, las cosas no salen como esperas. Cuando recibes una mala nota en un examen que te habías preparado, cuando te traiciona alguien con quien tratas de llevarte bien, o cuando crees que has hecho las cosas bien y resulta que sólo has cometido errores.

Sin embargo, el resto del mundo sigue triunfando. O, al menos, eso parece. Entonces es cuando la envidia deja paso a la desesperanza. Dejas de intentar ser mejor.
Simplemente, has aceptado que no eres un triunfador. Que tu existencia se limita a pasar de puntillas por el mundo, sin haber hecho algo importante.
Simplemente, te has cansado de luchar.